viernes, 11 de diciembre de 2015

CLUB BOLÍVAR, UNA NUEVA EMPRESA


Por: Sergio Salazar Aliaga, militante de columna sur

Cuando escucho hablar de fútbol lo primero que se me viene a la mente es el espléndido libro que escribió el Uruguayo Eduardo Galeano “El fútbol a Sol y Sombra y otros escritos”, pero obligadamente me remite a su capítulo “El opio de los pueblos”.

Esta combinación me devuelve a Marx cuando señala que la religión es una forma de alienación porque es una invención humana que consuela al hombre de los sufrimientos en este mundo, que disminuye la capacidad revolucionaria para transformar la auténtica causa del sufrimiento, Galeno la pone a su manera y señala: ¿en qué se parece el fútbol a Dios?. En la devoción que le tiene muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales. Pero en lo que estoy de acuerdo es que en ambos casos son formas de controlar a las grandes masas y mantenerlas a su servicio.

Hoy como muchos hinchas me siento subsumido a la lógica del consumo del fútbol como en su época el marxista italiano Antonio Gramsci que lo elogió “este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre”. Pero volviendo al tema, me refiero al consumo del fútbol ya que estos agentes no dejan de hacer dinero y dentro de la lógica capitalista el fútbol es una estrategia universal para convertirse en mercancía. Paradójicamente es la única empresa mundial que no espera un retorno financiero sobre su inversión, simplemente queda la preocupación del desempeño, de ganar títulos y de hacerse más famosos en los estándares futbolísticos.

Entonces la dinámica del fútbol, es sin duda la visibilización de los equipos, pero no de lo equipos de barrios o de amigos, sino desde la óptica de una empresa, como modelo que puede ser exitoso como negocio financiero y en lo deportivo, dentro de esa lógica el millonario y empresario Marcelo Claure dueño de la empresa Brighstar que hizo una transferencia del Club Bolívar de Bolivia para convertirla en una empresa exitosa BAISA SRL, cediendo sus derechos y su marca, ya que esta es una sociedad con mucha proyección por la masa que mueve en todo el país y ahora en el extranjero.

La nueva historia del Club Bolívar comienza a tejerse a mediados de comienzo de siglo, cuando la institución entra en crisis, y una dirigencia acosada por denuncias de corrupción y claramente de malos manejos administrativos, a punto de llevar a la institución a la quiebra, es el momento perfecto de la aparición de Claure y de todo un aparato estratégico para llevar al fútbol boliviano a la modernidad, como ya se había visto en varios equipos del mundo, para poder ejemplarizar podemos mencionar al millonario ruso Roman Abramovich que sus dividendos vienen provienen principalmente del petróleo, pero que en junio del 2003 compro el club de fútbol Chelsea, ganador de muchos títulos en FA Premier League inglesa y paralelamente de la UEFA Champions League.

También podemos analizar otra de las ligas más grandes como es la española, en la que ya existe la necesidad de crear sociedades deportivas, conocidas como las S.A.D, que vendía ser o asemejarse a las sociedades anónimas dentro del derecho civil, que establece un modelo de responsabilidad jurídica a los clubes, también el de una constitución simplificada.


Hoy el Bolívar es una empresa consolidada, la cual como a mí y muchos de sus hinchas nos subsume a una carga emocional (que se manifiesta antes, durante y después de un partido), donde el clímax es lograr vincular a las masas con ese instante de gloria al gritar un gol, un orgasmo de masa, que da la sensación de felicidad, la fantasía de éxito y fama al identificarse con los héroes de la jornada al obtener una clasificación. Es por eso que hoy el Bolívar está entre los cuatro mejores equipos de Sudamérica…

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