Por: Sergio Salazar Aliaga
El 31 de diciembre de 1966 el Che
se encontraba en Bolivia y a las 12.00 hizo el brindis de año nuevo y señalaba la
importancia histórica de la fecha. Se marcó ese momento como el nuevo grito de
Murillo de la revolución continental y que nuestras vidas no significan nada
frente al hecho de la revolución.
La revolución la entendemos como
el movimiento, que viene de los cuerpos celestiales como puntos fijos que ocurren en la tierra y en los cielos. Copernicus decía el movimiento de la tierra en relación al sol... en Hegel la
revolución es la realización de la idea y pa San marx es la lucha de clases que deviene de la idea… y
cuando Lennin escribía “Sobre el ascenso a una alta montaña” explicaba una
flexibilidad, "empezar desde el principio una y otra vez", para el filósofo
boliviano Farit Rojas será como el verso de Samuel Becket: “inténtalo de nuevo,
fracasa de nuevo, fracasa mejor”, lo que importa en la revolución no es el
telos (el fin), sino el movimiento mismo….
Y pongo todo esto, porque este
2016 desde que nos conocimos hicimos una revolución, Foucault decía “el hombre
que se rebela es inexplicable” que se lleva dejar por el lenguaje lacaniano que
nunca termina de encontrar al sujeto… pues yo creo que están totalmente
equivocados porque nosotros nos encontramos, a nuestros sujetos o a nuestro
propio “ser” y es que, nos guiamos todo este tiempo en un sentido sartreano, de
que somos libres, de que el hombre va ser libre, aún en su peor socavón y que
ese poquito de libertad va servir para rebelarse y nos revelamos, mi amor.
Y entendimos nuestra libertad como sujetos que nos elegimos a nosotros mismos y elegimos también el mundo en el que queremos vivir… Y digo revolución de nuestro ser porque nos preguntamos cómo Heidegger se pregunta por el "ser", hay un "ser" que se pregunta por el "ser" y nos arrojamos al mundo, es el "ser-ahí", ¡que cosa más grande puede haber desde ese análisis existencial…!
Y entendimos nuestra libertad como sujetos que nos elegimos a nosotros mismos y elegimos también el mundo en el que queremos vivir… Y digo revolución de nuestro ser porque nos preguntamos cómo Heidegger se pregunta por el "ser", hay un "ser" que se pregunta por el "ser" y nos arrojamos al mundo, es el "ser-ahí", ¡que cosa más grande puede haber desde ese análisis existencial…!
Nos revelamos mi amor, porque ante
cualquier adversidad que se nos podía venir, ante cualquier crítica que se nos
podía hacer siempre creímos en la esperanza… como la bella frase de Benjamin,
“solo por nuestro amor a los desesperados conservamos todavía la esperanza”.
Como en la parábola de Odiseo cuando su barco pasa por el lugar donde están las
sirenas… y que el canto de esas sirenas es tan embriagador que enloquece a los
hombres, entonces Odiseo tiene que ponerles cera a las orejas de los navegantes para que
sigan remando y ordena que a él lo amarren en un mástil, escucha las sirenas y
por lo tanto enloquece pero no puede ir hacia ellas porque sabe que ir hacia
ellas es perderse, extraviarse para siempre… Nosotros nunca nos dejamos llevar
por las sirenas, ni por su canto, (las críticas) y nos extraviamos en nuestro
amor… nos perdimos en lo que hoy estamos construyendo.
Esta noche de año nuevo podemos
afirmar como decían los enanitos verdes “Destapa el champagne, apaga las luces
dejemos las velas encendidas y afuera las heridas. Ya no pienses más en
nuestros pasados hagamos que choquen nuestras copas por habernos encontrado y
porque puedo mirar el cielo, besar tus manos, sentir tu cuerpo, decir tu nombre
y a las caricias serán la briza que aviva el fuego de nuestro amor”.
Por eso te digo que hicimos una
revolución y para terminar tengo que citar al gran Silvio... "en este día tan
importante en una noche de novios en los hábitos del cielo hay un primero de
enero que funda a sus compañeros con la sed de mi garganta…”
Hoy somos novios, compañeros y más
TE AMO MUCHISIMO