Por: Sergio Salazar Aliaga
Los artículos no tienen que ser aburridos, aunque Eastwood se
atrevía a decir: "El mundo es crónicamente poco estimulante", pero
bueno, al final de cuentas los artículos son pedazos de la cotidianidad, si uno
los va juntando se hacen como un blog personal, cuentan la coyuntura, el
momento histórico en el que el autor se presenta, o relata un amor. Tampoco
olvidemos que muchos de los libros más importantes fueron recopilación de una
serie de artículos publicados, es el caso de Franz Tamayo y su texto Pedagogía
Nacional.
Este artículo no pretende ser aburrido, quiere tratar de
contar dos historias de amor y al mismo tiempo tratar de escapar del
aburrimiento, y ponerle nuestra pluma para amenizar, como decía la filósofa
alemana Hannah Arendt: “cuando se deja de pensar, un hombre es sustituible por
cualquier otro”, o por cualquier cosa. Así que decidí usar la imaginación para
jugar con estas dos historias.
El rock argentino no había conocido la perfección en su
género, hasta una noche de junio de 1969 que se escuchó en un concierto en el
Teatro Coliseo de Buenos Aires el sencillo de Luis Alberto Spinetta, “Muchacha
ojos de papel” en ese momento tocando con la banda de Almendra.
El tema se popularizó, llegó a los primeros lugares del
ranking de la revista Rolling Stones, la cadena MTV dijo que fue la segunda
canción más influyente del rock argentino, en lo personal es uno de mis
favoritas y hoy le doy un énfasis más profundo, y se convierte en la canción de
amor más pura que pude escuchar.
Existieron miles de interpretaciones, como:“Muchacha"
tiene el sentido de introducir una especie de fineza, como si fuera la primera
piedra para construir un ambiente poético intencional, pero la intensidad del
tema, el hecho de que sea un tema que se adueñe tan fácilmente del corazón que
lo recibe, hace que una lectura mal intencionada sea imposible”. En el caso
ojos de papel, “el papel era la
representación perfecta de lo ideal, sea porque en el papel aparece lo escrito
o porque en él se imprime una foto, falta de dimensión y de carnalidad”, “Ojos
de papel son ojos idealizados, ojos que no tienen carne”.
La canción la escribió en medio de una historia de amor, está
ligada a un enamoramiento, Spinetta dice “la canción está encarnada en ese
feeling eterno que uno siente por la persona que amas”, es lo que me pasa
también a mí en este momento y por la cual me animo a escribir estas letras.
La canción está escrita a su primera novia o relación firme
Cristina Bustamante, Spinetta relata que tuvo enamoramientos no concretados,
como lo que a todos nos pasa en la juventud, hasta encontrar a ese gran amor:"Yo
era un inepto absoluto en ese momento. Y bueno, todos esos pequeños amores
desembocaron en un gran amor que fue el de esta muchacha ojos de papel, que fue
un amor correspondido. Porque también ella me quiso mucho. Fue mi primer amor,
mi primer gran amor, inolvidable amor. Y me inspiró una canción". En mi
historia personal encontré mi muchacha Anelita ojos de papel, feminista, de
izquierda, política, con una humanidad inmensa, es ella mi gran amor y hoy la canción va de mi parte para ella, por
supuesto.
Spinetta cansado de tantas argumentaciones o interpretaciones
que le dieron a su canción, como veíamos más atrás, se ve obligado a hacer una
aclaración pública, una especie de autopsia y es así que en septiembre de 1987,
el suplemento Sí del diario Clarín
publicó un artículo titulado "Muchacha
ojos de papel: desintegración abstracta de la defoliación", pero no
entraremos a ese detalle.
El ex bajista de Almendra y padre de Cristina, Emilio del
Guercio dice: “gran parte del mundo emocional de los argentinos esta hecho de
música y poesía, sea folclore, tango, rock o melódico, las canciones definen
como ninguna otra expresión del arte popular un espacio simbólico, el que
guarda las claves genéticas de la cultura, ellas llegan a nuestros corazones y
por algún motivo indescifrable algunas se quedan para siempre”.
Anelita ojos de papel “A dónde vas, quédate hasta el alba,
muchacha pequeños pies, no corras más, quédate hasta el alba” es parte de la
letra que le canto todos los días, “Sueña un sueño despacito, entre mis manos,
hasta que por la ventana, suba el sol”.
Anelita piel de rayón, tu tiempo es hoy, Anelita corazón de
tiza, cuando todo duerma, te robaré un color.
Y para cerrar el texto, Spinetta aclaraba que: “Los dos
personajes "sienten" en esos ecos brumosos para los ojos, ciegos o
no, el impromptu de un éxtasis de angustia para así desembocar en la risa luego
llanto de ella, y la fijación de un símbolo que nace para el protagonista que
rige, en vigilia, la situación emocional”.