Durante
estos 30 años de democracia en Bolivia y sobre todo en el periodo neoliberal,
se vivió una inestabilidad política, una crisis de Estado, llevado por la
crisis del capital a nivel mundial. Momentos donde se había implantado una
severa democracia liberal, entendida en esferas más oenegistas que percibían una realidad, eso género una concepción de una sola forma de gobierno, dejando
de lado a un grueso de la población, eso se lo cristaliza en el Decreto 21060
que significo una re-localización, una reducción de salarios, reducción del
gasto fiscal, subida de impuestos, y que se transpola por los años 90’.
Por
eso nuestra sociedad comienza a cambiar, los marginados comienzan a salir y a
gritar, aparecen nuestros movimientos subalternos, aparecen nuestros
movimientos indígenas y campesinos, aparecen nuevas demandas que suponía la
lucha por la vida y por el territorio. Entonces como Estado nos teníamos que
renovar, transformar y sobre todo cambiar, buscábamos salidas emergentes a las
estructuras que nos estaban asechando.
Por
eso para comienzos de nuevo siglo se comenzaba a configurar el movimiento
social, que fue un proceso de movilizaciones que se estaban gestando dentro del
mismo Estado, los cuestionamientos cada vez eran mayores sobre la democracia
liberal, sobre las privatizaciones que se habían llevado acabo, una
capitalización que nos había decapitado como país, y llega ese día, las
jornadas de abril o la conocida también como la Guerra del Agua, comenzaba el
comienzo del fin para un sistema caduco… la consigna era la desprivatización,
marcando un primer momento.
A partir de esta nueva
episteme de la historia boliviana comienzan a surgir movimientos
contra-hegemónico, un segundo momento está el cerco a La Paz y un discurso
llevado a cabo por Felipe Quispe más conocido como Mallku donde hablaba del
sentido de lo indio y de lo q’ara, de lo indígena como alternativa al
capitalismo, de “el discurso de las dos Bolivias”. Como un tercer momento llego
el año 2003, las jornadas de octubre, la guerra del gas o mejor dicho la masacre
del gas, con un fin único la defensa de nuestros hidrocarburo, se comienza
hablar de nacionalización, de Asamblea Constituyente, recogiendo esa memoria de
nuestros pueblos indígenas de tierras bajas que planteaban a comienzos de los
noventa… termina con la renuncia y la fuga de Gonzalo Sánchez de Lozada
presidente ese entonces.
Llega el 2006 con mucha
esperanza de reencaminar toda esa debacle que se había gestado, se convoca a la
Asamblea constituyente, se nacionaliza, nos aglutinamos en un sentido de base
plural, nos incluimos y nos denominamos Estado Plurinacional, las cosas
cambiaron para siempre, dejamos a un lado herencias racistas discriminatorias,
producto de las medidas antipopulares neoliberales de la república en general, nace
entonces en nuestra modernidad un arte de sujeción, el ser sujeto, el pensarse
sujeto, ciudadano, el sentirse sujeto. El ser humano entra finalmente en el
mecanismo del poder más amplio… hoy puede ser parte de estos reconocimientos de
dejar esa democracia liberal y profundizar a la democracia comunitaria.
Por eso seguimos creyendo, por eso seguimos soñando, Eduardo Galeano el 2001 viendo a los jóvenes indignados españoles escribía la frase “Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”, extraído de “Los Hijos de los Días” nosotros bolivianos seguiremos luchando contra cualquier adversidad…
Por eso seguimos creyendo, por eso seguimos soñando, Eduardo Galeano el 2001 viendo a los jóvenes indignados españoles escribía la frase “Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”, extraído de “Los Hijos de los Días” nosotros bolivianos seguiremos luchando contra cualquier adversidad…
Victoria o muerte... Venceremos
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