¿Cuál es la relación
capitalista entre los Estados, los flujos de poder y el sistema mundo
capitalista limitando su soberanía?
Hoy podemos afirmar
que el sistema mundo moderno capitalista ha abierto o intentado hegemonizar un
solo discurso, el discurso de lo técnico, de los tecnicismos democráticos; en
esa diferenciación podemos entrar precisamente a lo que denominamos
“democracia”. Hoy no tenemos un concepto finito de lo que se entiende por
democracia, tampoco podemos hablar de una construcción lineal de la misma,
tenemos casos particulares, como en Bolivia, de diferentes formas de
democracia, lo cual nos obliga a hablar de democracias en plural. Un
interesante fenómeno va a ser la democracia comunitaria, con diferentes
matices, ópticas, relacionamientos y formas – usos de los mismos. Entonces
podemos hacer un intento de ver a la democracia como una construcción social
determinada.
Dentro de esa lógica
hay diferentes estructuras que las delimitan, sean estructuras económicas,
políticas, sociales, culturales –como en el caso anterior–, e incluso
ideológicas, las que se pueden configurar de una manera global, como un
arquetipo del tiempo moderno, tal es el caso de la democracia participativa, la
democracia representativa, la democracia directa, etc.
En la actualidad la
modernidad, o el sistema mundo, determina una idea universal de la democracia,
esto por la necesidad de comenzar a entender las diferentes formas de
hegemonización de los Estados; ya Wallerstein nos hablaba sobre los ciclos de
una democratización en el mundo, hoy nosotros podemos observar esa relación de
los flujos de poder del sistema mundo contemporáneo, en pocas palabras, la
relación capitalista entre Estados, ahí es donde nos complejizamos en entender
la subordinación consentida que se comienza a generar en los espacios de
soberanía de los diferentes Estados.
Cuando se crea estos
Supra-Estados uno tiende a hegemonizar una idea, en este caso particular el
“Demos”; podemos entender esos ciclos de acuerdo a la naturaleza que se le
pretender dar, en los años 70, en América Latina a partir de la “Ley de
seguridad nacional”, propuesta también conocida como el Plan Cóndor, cuyos
métodos eran la subordinación a través de los golpes militares, el militarismo,
un triunfo de Churchill y Truman, quienes inventaron la guerra fría bajo el
eufemismo del combate a la “amenaza roja”, asustando al mundo con el comunismo,
justamente para que las ideas socialistas no pasasen a la práctica; una forma
de invisibilizar o de omitir la práctica democrática.
Pero esa excusa
comienza a caer al momento que oscilan discursos opositores, el opositor sería
la democracia, que aporta a la búsqueda de nuevas formas políticas ante el
agotamiento del modelo institucional moderno, que apela a cambios abiertos y a
la crítica al capital, propiciando el sistema mundo regresando al discurso de
lo democrático, pero en un sentido ya no liberal; es cuando aparece lo
neoliberal de las décadas de los 80tas y 90tas. Silvio Rodríguez se expresaba
con su estribillo de “no es lo mismo, pero es igual”; sigue siendo una forma
hegemonizadora de control de Estados.
El sistema mundo
moderno, en particular la democracia se encuentra en una constante tensión con
las dinámicas que transita, interesadamente, entre lo trascendente y lo
inmanente como se refería Latour. Por eso hasta hoy la democracia y la
geopolítica globaliza como una herramienta de emancipación social.
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