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Por: Sergio Salazar
Aliaga
Venezuela da inicio al ciclo de los gobiernos progresistas,
consigo trae la primera reforma constitucional abriéndose democráticamente y
trayendo derechos que estaban postergados por las elites que controlaban los mercados
de todo el país, con ello acompaño un discurso antiimperialista, rebeliones
populares, una mirada hacia el socialismo, cambiando así sus relaciones de
fuerza, el país hermano comenzaba a sentenciar un desenlace no muy favorable
ante el imperio. Hoy Venezuela se juega el viraje de la izquierda
latinoamericana.
Venezuela ha sufrido de un colosal bloqueo económico, de una
guerra comunicacional a nivel internacional, desabastecimientos de productos, lo
cual generó un déficit fiscal y una hiperinflación. El problema real es que
Estados Unidos quiere el control de las reservas petroleras, pues el petróleo
es el “tesoro de la fuerza mundial” algo similar les pasó a los países de Libia
e Irak.
Estados Unidos tiene dos políticas de Estado: la primera el
control del petroleó mundial y la segunda sus nuevas formas de intervención a
países, es una buena lógica de conquista: energía y seguridad nacional, ese es
el imperialismo del siglo XXI.
La importancia del petróleo en la economía mundial consiste
en que es el recurso natural más importante porque se transforma en la energía
mundial, también conocida como “oro negro”. Las fábricas, los procesos de
industrialización, luces, calefacciones, plásticos, comida, todo se pararía sin
esa fuerza energética, entonces el petróleo se ha convertido en la primera
factura de la canasta familiar de los países a nivel mundial.
Donald Trump tiene una fuerte política energética, con
proyectos como la shale oil o petróleo en lutitas, donde favoreció con licencias,
mucho incentivo fiscales, construcciones de oleoductos y anillos energéticos
que llegan desde la frontera con Canadá hasta el Golfo de México, es por eso
que Venezuela también está dentro de su camino.
Venezuela ha sabido como resistir ante la avalancha imperial,
la formación y herencia del Chavismo han hecho fuerte las movilizaciones en las
calles, las respuestas inmediatas a los ataques producidos, el nivel de convocatoria,
pero sobre todo la respuesta a la no violencia con la experiencia de las guarimbas,
incluso hoy tuvo que aguantar hasta un supuesto presidente ficticio como es el
caso de Guaidó, lo peligroso de la avanzada de la derecha es que, si logran
concretar el golpe, los siguientes son Bolivia y Cuba.
Trump también se encuentra con un altísimo nivel de disidencia en su gobierno, conflictos políticos
– judiciales, un gobierno que estuvo paralizado y voces que salen a exigir respeto a la democracia venezolana, a reclamar
que sus conflictos tienen que ser resueltos por ellos solos. Por otro lado, están los gobierno de México y Uruguay,
tratando de apaciguar el escenario de conflicto con un encuentro entre Maduro y
Guaidó, el primero acepto.
Hoy Venezuela se encuentra bajo el peligro golpista y con
ella trae el porvenir de una región, el desenlace de la intelectualidad de izquierda
y las fuerzas revolucionarias latinoamericanas incluso hasta el
pos-progresismo.
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