lunes, 25 de febrero de 2019

SOBRE LA SOCIOLOGÍA DEL MESISMO DE FERNANDO MOLINA





Por: Sergio Salazar Aliaga

Hace mucho tiempo escuché decir a Walter Chávez que Fernando Molina es un raro caso entre la intelligentsia liberal que escribe con pulsión propedéutica y trata de explicar fenómenos por los hechos, claro ejemplo es su artículo “Sociología del mesismo”, como anotaría Chávez “se encuentra muy alejado de los analistas ad usum que hacen esfuerzos increíbles para que uno sospeche que son tontos; y lo logran. Esos que diariamente exponen sus “alarmismos” sobre el Proceso de Cambio, tratando siempre de resaltar los puntos negativos del Gobierno, como si la realidad se limitara a ellos” explica.

Es verdad cuando Molina asevera que hoy existe un mesismo, de hecho, la promulgación de la Ley de Partidos Políticos aprobada el 24 de agosto de 2018 va desbaratar el escenario político y la protesta del 21f, en eso se institucionalizan los partidos políticos y muchas agrupaciones y plataformas quedaron huérfanos. Carlos Mesa decide participar en las elecciones del 2019 sepultando el 21f e inaugura el mesismo, políticamente hablando.

Ese mesismo está impreso por su propia identidad, Molina señala que es la identidad del capital académico, el perfil del “bien estudiado”, dirigentes que salen directamente de la élite blanca tradicional, eso le ha costado muchas críticas de diferentes periodistas, intelectuales, etc.

Muchos de esos pensadores siguen siendo símbolo de la continuidad del pasado neoliberal, que ahora después de trece años de “proceso de cambio” sacan su foto descolorida de un momento mágico, lo que fue para ellos su momento de gloria hasta que llegó la presidencia sitiada.

Se la pasan pensando en el post-evismo y que hay que volver al statu quo de antes, como decía Diego Ayo en el debate de Lucha libre en Cabildeo: Se siente superior por  ser “Doctor” pero se siente inferior por no saber cocinar.  Justamente ese es el problema de la identidad, de la elite, que muchos de estos caballeros ven como eje ordenador “la razón” como la luz,  el Doctor frente al alumno, frente al no iluminado (alumnis, sin luz). Kant decía “la ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad”. 

Ven al poder político como una relación de fuerza de los saberes y no como la lucha de antagonismo, de conflictos, de los contrarios y piensan en un régimen universal donde no hay más discusión. Molina nunca sataniza el “título universitario”, al contrario hace una radiografía social de lo que pasa en Bolivia, viendo al MAS con una mirada posmoderna que reconoce la diferencia frente a la modernidad, lo peligroso de Ayo es no poder ver el desplazamiento aparente de un objeto cuando es visto desde dos puntos diferentes que no están alineados con el objeto.

El debate es interesante porque provocó a esa generación burbuja neoliberal y sacó esos viejos conceptos para calibrar y juzgar lo que se está haciendo, el cholo, el campesino, el indígena.

Ayo insiste en la meritocracia, en la tecnocracia y pretende decretar que la historia está cerrada y fuera de uso, decía “aplaudamos los títulos”, como Glucksmann “la élite poshistórica dio las buenas noches y se consagró a autoreproducirese en círculo cerrado: el futuro del alumno es convertirse en profesor, el futuro de los profesores es fabricar muchos alumnos”, esa es su concepción del mundo, esa parte del mesismo bajo disfraces, mezquindad individual y abandono. ¿Así quieren construir un gobierno de ciudadanos?, dejo esto al criterio del lector.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario