Por: Sergio Salazar
Aliaga
Este articulo nace en la cotidianidad de las calles paceñas,
en esas calles siempre pasan cosas extraordinarias, cuando falta el aliento por
sus subidas y bajadas alrededor de sus 3600 metros sobre el nivel del mar, se
escucha los susurros de su tradición, de la mística que la rodea, la ciudad de
la hoyada, que no es un hueco, sino una calidad humana que te abraza, es
entonces que las almas de las personas construyen esa paceñidad, ese mito y
esas leyendas.
Últimamente al recorrer sus calles se pueden percibir la
apertura de muchos negocios, confiterías, supermercados, restaurantes, etc, se
respira la bonanza económica y se siente la dinamización de la economía de estos
últimos años y es que la población paceña incrementó sus ingresos gracias a las
políticas económicas de redistribución del gobierno nacional.
Ese aumento de desarrollo ha hecho de la ciudad de La Paz una
ciudad de comercio, pero lo malo es que con ello viene una contaminación
auditiva en sus calles, el ruido y la
bulla se intensifican cada vez más, la gente lo ha naturalizado o se ha vuelto
inmune pues nadie se queja, es un tema preocupante porque daña la salud,
aumenta el estrés y no existen medidas de mitigación del impacto al
medioambiente y por supuesto la contaminación acústica.
La ausencia del Gobierno Municipal es notoria, se siente un
alcalde perdido en la gestión pública y ha hecho que cada vez sea más
ineficiente, la Dirección de Prevención y Control Ambiental brilla por su
ausencia, suficiente con el caso TERSA y la basura, en este caso la ausencia es
por el poco control que ejecutan en el mapa de contaminación acústica en la
ciudad de La Paz.
Lastimosamente el Gobierno Municipal Autónomo de La Paz está
en decadencia y la Certificación Acústica que entregan se ha vuelto un negocio,
porque no existe control de parte de los funcionarios, simplemente la ven como un
requisito indispensable para la tramitación de la Licencia de Funcionamiento,
para su cobro. La Ordenanza Municipal 2262/1998 de Sanciones por
contravenciones y el Decreto Municipal 017/2014 para controlar el ruido y
locales, salones y otras actividades de expendio de bebidas alcohólicas, hoy en
día se han convertido en otro mito urbano.
El otro día tome un taxi, ya es natural que pongan a todo
volumen su música de moda (cumbia y reguetón), se han convertido en una especie
de discotecas ambulantes, los minibuses también entraron en esa dinámica. En
esa ocasión le dije al maestrito que baje un poco su volumen porque los
parlantes de atrás hasta movían el asiento, acongojado me bajé en la calle
potosí, esquina Socabaya y tuve que enfrentarme con dos parlantes gigantes, uno
del Shopping norte y otro de un restaurante llamado Silpichis, lo curioso era
que estaban frente a frente, como si fuera una competencia de quien llama más
la atención con la mayor cantidad de ruido.
Sin embargo, no es sólo en el centro se encuentra uno con
estos escenarios.
Alguna vez escuché decir que la zona de Sopocachi es una
ciudad dentro de la ciudad, y para mi es la ciudad del amor, pues ahí me enamoré,
ahí está el montículo sede de los enamorados, su atardecer inspirador, con
pasajes y calles de los poetas, músicos, librerías y artistas, hay un eslogan
que dice “Sopocachi seguro” yo le pondría “Sopocachi romántico”.
Últimamente los comercios le quitaron esa romanticidad para
darle un aire de modernidad grotesca, en la plaza Abaroa siempre que pasaba se
escuchaba música de los 70, 80, 90 y era del famoso vendedor de cd o dvd instalado
con su carrito, hoy opacado por la bulla inmensa de Mega Burguer, a una cuadra
de la discoteca Fidalga (digo supermercado). Los boliches y pub’s son un
insulto, no puede tener una conversación si no es a los gritos con lenguaje de
señas, la música ambiente ya no existe, el volumen lo es todo.
Nadie esta consiente que llegamos a los 80 decibeles (dB),
diez puntos más de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece
como parámetro, el aspecto psicológico de la contaminación por ruido puede
perturbar enormemente el comportamiento de las personas, e incluso puede crear
tensiones de muy alto nivel y también pueden causar pérdida de audición
permanente. Esperemos tomar conciencia de ello y bajar el volumen.
¡La Paz, silencio Por Favor!
En SMIntegral somos especialistas en acondicionamiento y aislamiento acustico. Realizamos mediciones y certificaciones acusticas
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