lunes, 13 de febrero de 2017

YO SÍ CREO EN LA JUVENTUD BOLIVIANA

Artículo publicado en el Semanario La Época, versión impresa 12/02/2017

Por: Sergio Salazar Aliaga

No me sorprende que cada vez se lancen falacias en nombre de la democracia desprestigiando cualquier hecho subjetivo dentro de la sociedad, y claro uno despierta en un relativo cansancio de domingo para enterarse cual es la opinión que esta circulado por estos medios, y cuando uno abre el diario se encuentra con lo inevitable, y se ha arruinado el desayuno y el día.

 Esta vez Francisco Gamboa Rocabado en un artículo publicado para el Semanario La Época titulado “Jóvenes y política: el voto” donde hace una demonización de la juventud boliviana, un feroz ataque a los jóvenes bolivianos reduciéndolos a nada.

En una breve explicación Gamboa dice: “La juventud de hoy en Bolivia y probablemente en muchos lugares de américa Latina, es un conjunto amorfo de actitudes despolitizadas, irreverentes e irresponsables en gran extremos.”

En el segundo párrafo donde llega al punto de su reverberencia más fuerte es donde nos da la hipótesis de su artículo y menciona: “Los jóvenes desideologizados y hábiles para acomodarse por necesidad frente a las inseguridades actuales, nos obligan a pensar que sería un grave error fomentar el voto a los 16 años”.

 Y bueno en lo demás del texto no deja de usar muletillas para desprestigiar a toda una generación que hoy nace para entrar a la vida política del país.

Gamboa me recuerda a ese Nietzsche enfurecido contra la transvaloración de los valores, sólo que esta vez con los supuestos valores que él le da como subjetividad a nuestra juventud y tiene esos ojos de que la vida deviene de una voluntad del poder, es decir un tipo especial de hombre que lo llama transhombre, o conocido como el superhombre que en alemán es el übermensch y por lo tanto a la nada, porque ve a la juventud como una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre y bajo esa cuerda lo que hay es un abismo.

¿Y por qué insisto con Nietzsche?  Pues porque Francisco gamboa  ve de la misma manera a  la “moral”, sólo que específicamente en este caso de la juventud. Cuando se escribe la “genealogía de la moral” Nietzsche va pensar por moral todo lo contrario a la cotidianidad, a la gente normal, a la gente de a pie, a los transeúntes, o al mismo hombre racional y va a llevarlo a un extremo de odio, justificando que ese hombre no se atrevería arriesgarse, que no se atreve a llegar a la locura, a lo dionisiaco, en otras palabras, de arrojarse al mundo, y Gamboa en las descripciones del artículo llega a un odio y sobre todo a una desconfianza de que el joven boliviano no puede tomar las astas para poder elegir políticamente correcto. Por esto expresa: “miles de adolescentes constituyen los grupos más maleables, sin convicciones firmes y sometidos a los vaivenes de la precariedad laboral, la baja calidad educativa y miope que solamente de promover el momento”.

Continúa siendo nietszcheano cuando menciona que “otorgar el derecho a elegir a nuestros gobernantes desde los 16 años es apostar por la inestabilidad y la manipulación de conciencias impetuosas, sin sentido mínimo de proporciones” pues entra en la lógica más pueril de entender la sociedad, como en el libro de Nietszche “Más allá del bien y del mal” encuentra una aristocracia lo “bueno” donde el espíritu se ha depositado, los elegidos para gobernar, y no sólo eso sino que sólo ellos representan los valores más altos del ser humano, lo demás no, la juventud en este caso, no… serian inferiores, los “malos” 


El voto no interesa, la moral es lo que importa, y al final yo sí creo en la juventud boliviana, porque mi sentido de moralidad es antagónico a la moralidad de Gmboa. Eso hace que se fortalezca la de democracia  

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