Artículo publicado en el Semanario La Época, versión impresa 12/02/2017
Por: Sergio Salazar
Aliaga
No me sorprende que
cada vez se lancen falacias en nombre de la democracia desprestigiando
cualquier hecho subjetivo dentro de la sociedad, y claro uno despierta en un
relativo cansancio de domingo para enterarse cual es la opinión que esta
circulado por estos medios, y cuando uno abre el diario se encuentra con lo
inevitable, y se ha arruinado el desayuno y el día.
Esta vez Francisco Gamboa Rocabado en un
artículo publicado para el Semanario La Época
titulado “Jóvenes y política: el voto” donde hace una demonización de la
juventud boliviana, un feroz ataque a los jóvenes bolivianos reduciéndolos a
nada.
En una breve
explicación Gamboa dice: “La juventud de hoy en Bolivia y probablemente en muchos
lugares de américa Latina, es un conjunto amorfo de actitudes despolitizadas,
irreverentes e irresponsables en gran extremos.”
En el segundo
párrafo donde llega al punto de su reverberencia más fuerte es donde nos da la
hipótesis de su artículo y menciona: “Los jóvenes desideologizados y hábiles
para acomodarse por necesidad frente a las inseguridades actuales, nos obligan
a pensar que sería un grave error fomentar el voto a los 16 años”.
Y bueno en lo demás del texto no deja de usar
muletillas para desprestigiar a toda una generación que hoy nace para entrar a
la vida política del país.
Gamboa me recuerda
a ese Nietzsche enfurecido contra la transvaloración de los valores, sólo que
esta vez con los supuestos valores que él le da como subjetividad a nuestra
juventud y tiene esos ojos de que la vida deviene de una voluntad del poder, es
decir un tipo especial de hombre que lo llama transhombre, o conocido como el
superhombre que en alemán es el übermensch y por lo tanto a la nada, porque ve
a la juventud como una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre y bajo
esa cuerda lo que hay es un abismo.
¿Y por qué insisto
con Nietzsche? Pues porque Francisco
gamboa ve de la misma manera a la “moral”, sólo que específicamente en este
caso de la juventud. Cuando se escribe la “genealogía de la moral” Nietzsche va
pensar por moral todo lo contrario a la cotidianidad, a la gente normal, a la
gente de a pie, a los transeúntes, o al mismo hombre racional y va a llevarlo a
un extremo de odio, justificando que ese hombre no se atrevería arriesgarse,
que no se atreve a llegar a la locura, a lo dionisiaco, en otras palabras, de
arrojarse al mundo, y Gamboa en las descripciones del artículo llega a un odio
y sobre todo a una desconfianza de que el joven boliviano no puede tomar las
astas para poder elegir políticamente correcto. Por esto expresa: “miles de
adolescentes constituyen los grupos más maleables, sin convicciones firmes y
sometidos a los vaivenes de la precariedad laboral, la baja calidad educativa y
miope que solamente de promover el momento”.
Continúa siendo
nietszcheano cuando menciona que “otorgar el derecho a elegir a nuestros
gobernantes desde los 16 años es apostar por la inestabilidad y la manipulación
de conciencias impetuosas, sin sentido mínimo de proporciones” pues entra en la
lógica más pueril de entender la sociedad, como en el libro de Nietszche “Más
allá del bien y del mal” encuentra una aristocracia lo “bueno” donde el
espíritu se ha depositado, los elegidos para gobernar, y no sólo eso sino que
sólo ellos representan los valores más altos del ser humano, lo demás no, la
juventud en este caso, no… serian inferiores, los “malos”
El voto no
interesa, la moral es lo que importa, y al final yo sí creo en la juventud
boliviana, porque mi sentido de moralidad es antagónico a la moralidad de Gmboa.
Eso hace que se fortalezca la de democracia
No hay comentarios:
Publicar un comentario