ARTÍCULO PUBLICADO EN EL PERIÓDICO CHILENO http://www.elciudadano.cl/2016/02/13/256303/detras-de-la-invasion-del-pacifico1/
Por: Sergio Salazar Aliaga
Bolivia era “un país de propietarios para propietarios”,
como en muchas repúblicas sudamericanas donde se sufría del darwinismo social,
lo que dejó un vacío del poder político y es donde el ejército se aprovechó y
llenó ese poder político.
Para 1825 Bolivia nacía en medio de un caos, de confusión,
repleto de caudillos inespirituales, déspotas, alguno se consideraban letrados,
henchidos de principios democráticos, latifundistas que habían heredado por sus
antecesores, donde creaban sus prerrogativas, de su dinero, de su falta de
cultura criolla, tinterillos políticamente, llenos de nacionalidad insuficiente
para generar un labor cultural, la cual mostraba su sujeción e ignorancia de
los unos y a la superioridad moral y económica de los otros. “Un país de
propietarios para propietarios”, como en muchas repúblicas sudamericanas donde
se sufría del darwinismo social, lo que dejó un vacío del poder político yes
donde el ejército se aprovechó y llenó ese poder político.
Nadie puede negar que el militarismo fue clave para entender
una época de convulsión, de transición de guerrillas, revoluciones, hasta de
pacificaciones, y que también fue la única fuerza que pudo dominar un
continente, con sus generales: Bolívar, San Martin, O’Higgins y muchos más.
La historia de Bolivia es una historia de militares. Sobre
todo en el siglo XIX Bolivia no pudo sobrevivir sin el militarismo. Están los
civiles como José María Linares muy amigo de ellos, que no pudo conservar su
régimen moral; está Thomas Frías que además de quemar el palacio muere en la
pobreza en Italia, como en los cuentos del Gabo Márquez “Buen viaje, señor
presidente”.
Volviendo al militarismo lo trágico es que es una historia
de traiciones, por ejemplo en la misma campaña de la guerra del pacífico el
Gral. Mariano I. Prado Presidente del Perú y director Supremo de guerra pensaba
que había sido traicionado por Hilarión Daza Presidente de Bolivia. Y Daza
traicionado por Narciso Campero de la 5ta división proveniente de Tarija que se
pone a disposición del minero Aniceto Arce, en resguardo de las minas de la
Huanchaca.
Dentro de esa correlación era evidente que no podía
mantenerse íntegro nuestro territorio si no se lo defendía, si no se lo
administraba y si no se lo educaba. Marcamos una ingenuidad en la cual nunca
encontramos el camino para gobernar, siempre creíamos que los títulos de
dominio eran suficientes, emergidos de los instrumentos de la Corona, al
crearse la República que habíamos heredado.
La guerra del pacífico epílogo de la batalla de Yungay
Haciendo un paréntesis y para darle un sentido de justicia a
nuestra historia y no olvidarla por decoro, tenemos que mencionar al Mariscal
de Santa Cruz que quería unificar a Perú y Bolivia denominada la Confederación…
dentro de sus sueños estaba incluir Ecuador y Chile… Eso generó un sentido de
alerta y desde Buenos Aires el presidente Rosas pensaba que Santa Cruz usurpaba
América, comenzó a conspirar y buscar aliados para destrozar la confederación.
Rosas formalmente le declara la guerra cuando manda a los
hermanos Heredia gobernador de Tucumán a que invada Bolivia, en un primer
momento derrotado por el ejército alemán comandado por el Mariscal Braum.
Luego aparece Diego Portales de origen chileno después de
ponerse en contacto con Rosas y se convierte en el cerebro de la aniquilación
de la confederación, con frases como “debemos dominar para siempre en el
pacífico: ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para
siempre.”
Ya para 1836 Blanco Encalada en una expedición chilena es
encontrado por el Mariscal Santa Cruz y es perdonado, pero eso le costará muy
caro para futuro, cuando vuelve la expedición a cargo del jefe chileno Bulnes
es derrotado en Yungay, que no solamente va significar la desaparición de la
confederación, sino que la guerra del pacífico va significar el epílogo de la
batalla de Yungay.
La vuelta del caudillismo
El caudillismo irresponsable hizo de nuestra democracia un
sarcasmo a nombre de la república, y ese desarrollo fue influenciado desde el
internacionalismo, generando un tartufismo diplomático extranjero que residió
en Bolivia, ahí comienza una injerencia sobre la política nacional. Como
ejemplo, lo que pasó con la representación chilena durante la presidencia de
Melgarejo terminando por el impuestazo de los 10 centavos a causa del maremoto
de 1877 a la empresa anglo – chilena compañía de salitre.
Bolivia pierde el mar porque para 1879 no había salido de la
anarquía militar, de la élite y minoría blanca que vivía en el ocio, servida por
sus indios, una economía pobre y un desconocimiento de sus propios territorios
inexplotados y desiertos. Los gobernantes cambiaban de turno, mediante sus
caudillos o sus populistas. Abajo, un pueblo ignorante y la ilusión de que
Bolivia era una nación cuando apenas éramos una sombra.
Por eso nunca llegamos a poseer el territorio nuestro, según
el utis posidetis juris de 1810, en otras palabras la jurisdicción de la Real
Audiencia de Charcas. Bolivia nacía con 2.300.000 kilómetros cuadrados con que
nacimos a la vida independiente, en los tiempos de Melgarejo mencionado
anteriormente perdíamos 180.000 K², es donde Chile se aprovecha de 30.000 K²
por el tratado de 1866 donde se establecía la explotación de guano, metales y
minerales, y ya en la guerra del pacífico con la invasión chilena perdimos la
costa marítima con el litoral de 90.000k².
Hasta ese entonces no se había tenido hechos sobresalientes,
por eso la Guerra del Pacífico significó la sumisión que nos encierra en
nuestras cordilleras, una economía, una historia entre motines, golpes de
estados, por eso ya el pensador René Zabaleta Mercado dijo que a la casta
gobernante durante la guerra del Pacífico más le hubiera dolido perder a la
Virgen de Copacabana que perder el mar.
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